El fin es dejar de fumar definitivamente.
El tabaquismo es una de las adicciones más dañinas y persistentes, arraigada en lo social, lo emocional y lo fisiológico. Quienes han intentado dejar de fumar saben que no se trata sólo de fuerza de voluntad: es una batalla contra los rituales diarios, la ansiedad y la química del cuerpo. Por eso, la mezcla herbal no debe verse como una solución permanente, sino como un puente hacia la libertad definitiva del humo. Cuanto más breve sea este tránsito, mejor.
La paradoja del negocio: ¿éxito o fracaso comercial?
Algunos críticos argumentan que un método basado en “dejar de fumar fumando” está condenado al fracaso como modelo de negocio. Su lógica es simple: si realmente funciona, cada cliente que abandona el tabaco deja de comprar, eliminando la recurrencia. Bajo esta perspectiva, el éxito terapéutico sería un fracaso económico.
Pero esta visión es reduccionista y cínicamente mercantilista. Asume que el valor de un producto se mide únicamente por su rentabilidad y no por su impacto en la calidad de vida de las personas. Si una empresa sólo puede sostenerse manteniendo a sus clientes enfermos o dependientes, entonces su modelo es éticamente insostenible.
Los verdaderos obstáculos:
Nosotros sostenemos que lo que frena la expansión de alternativas reales para dejar de fumar no es una falla en el concepto, sino dos factores mucho más profundos:
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La falta de difusión masiva y honesta: La mayoría de los fumadores desconoce que existen opciones fuera de los parches, chicles o fármacos con efectos secundarios. Peor aún, muchos ni siquiera creen posible abandonar el cigarrillo sin sufrir un calvario.
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Los intereses de la industria tabacalera: Las grandes corporaciones invierten millones en publicidad, lobby y hasta en estudios pseudocientíficos para minimizar los riesgos del tabaco. No les conviene que surjan métodos accesibles y efectivos, pues su negocio depende de la adicción perpetua.
Si este método ayuda a miles a liberarse del tabaco, aunque eso implique “perder clientes”, entonces su éxito será incuestionable. La verdadera medida de su valor no está en las ganancias, sino en los años de vida recuperados, en los cánceres evitados y en la autonomía reconquistada.
El humo nubla la razón, pero la meta es meridiana.